DECLARACIÓN DEL MOVIMIENTO NACIONAL DE SALUD IRMA CARRICA

Quienes participamos del Plenario Nacional del Movimiento de Salud Irma Carrica el pasado 15 de Diciembre en la ciudad de La Plata, compartimos algunas de las apreciaciones realizadas sobre la realidad política social y económica actual y su impacto en la salud de las personas.
En primer lugar, coincidimos en la importancia de destacar que durante el 2018 se ha profundizado la crisis en nuestro país, con un impacto notable en sectores como salud, trabajo y educación, fundamentales para garantizar condiciones de vida dignas.
Nos encontramos viviendo en un contexto que nos sigue poniendo a la clase trabajadora y los sectores populares múltiples preocupaciones acerca de cómo resolver las necesidades de todos los días, lo más básico que nos permite vivir y tener una vida digna. Estos dilemas no son sólo económicos, como no llegar a fin de mes ni poder cubrir las cuatro comidas diarias, sino que también aparecen en todas las esferas de la sociedad, caracterizada en general por el individualismo, la competencia, los consumos y la fragmentación social, promovidos por la lógica neoliberal que atraviesa a nuestro país y a toda Latinoamérica.
Asistimos a un brutal empobrecimiento de los sectores medios y populares de nuestro país, con aumentos míseros en los salarios comidos por la inflación en productos básicos como los alimentos y el tarifazo en los servicios públicos. A su vez, un amplio sector de la sociedad se vió afectada por despidos masivos. Ejemplo de ello son los más de 1300 trabajadorxs despedidxs del Hospital Posadas, emblema de salud en nuestro país.
El endeudamiento externo que contrajo el gobierno actual marca un presente y un futuro de fuertes presiones para la Argentina, interfiriendo a través del FMI en el direccionamiento de las políticas públicas. De este modo, se fomenta el desfinanciamiento del Estado con un consecuente impacto significativo en las condiciones de vida de las personas. En otras palabras, perdemos soberanía nacional sujetándonos a recetas ya conocidas de los organismos multilaterales de crédito que nos van despojando de nuestros derechos, bienes y territorios.
Esta avanzada de derecha y neoliberal sobre nuestro país nos coloca una vez más ante el corrimiento del Estado en su función de garante de derechos, dando lugar a los intereses del mercado y de los grandes capitales financieros, cuestionando severamente los derechos conquistados por la clase trabajadora. Este avance de la derecha sobre la política económica que determina el rumbo de nuestro país, ha sido acompañado por un fuerte avance en las políticas represivas y persecutorias, especialmente destinadas a atacar a militantes y movilizaciónes populares.
En relación al campo de la salud, existe una deuda histórica por parte de los gobiernos en función de garantizar el derecho a la salud para todxs lxs habitantes de nuestro país.
Nuestro sistema de salud, caracterizado por la fragmentación, segmentación y desarticulación, redunda en desigualdades e inequidades a la hora de dar respuestas a los problemas de salud de la población. El sistema público de salud atraviesa una profunda crisis marcada por la falta de recursos materiales, económicos y humanos. Los efectores de salud no son suficientes. Los insumos y prestaciones son escasos. El personal de salud en su mayoría está precarizado, percibiendo salarios que en muchos casos se encuentran por debajo de la línea de pobreza. La violencia aparece cotidianamente, la mayoría de la veces como producto de las prácticas excluyentes, patriarcales y discriminatorias que se reproducen en las instituciones.
En este escenario sumamente complejo, los sectores organizados de nuestra sociedad, fundamentalmente el feminismo y el sector de la economía popular, han tenido un fuerte protagonismo y gran capacidad para construir acciones que se antepongan como alternativa a esta avanzada.
Celebramos que el 2018 haya sido un año en el que el sector salud junto a la gran marea feminista haya luchado incansablemente para lograr ubicar en la agenda del Estado y en las calles una serie de reivindicaciones fundamentales como la del derecho al aborto legal, aún por conquistar.
A su vez, destacamos la importancia de haber construido la marcha federal de salud del pasado 4 de octubre, sin dudas una de las más grandes de la historia de este sector en unidad.
Sabemos que no es suficiente, que aún falta para construir un gran movimiento federal de salud que contenga y refleje todas las realidades de nuestro país. Necesitamos a su vez que el sector salud sea parte protagónica de las agendas de las organizaciones populares y del propio Estado, así como también nuestra sociedad apropiarse de un derecho a defender.
Tenemos la voluntad colectiva, la fuerza del trabajo puesta en cada uno de los espacios que transitamos todos los días para cambiar todo lo que deba ser cambiado.
Brindamos por un 2019 que nos encuentre unidxs en la lucha por construir una fuerza que derrote al neoliberalismo, por un gobierno y salud popular, feminista, intercultural y soberana.
En este contexto como movimiento de salud aportamos desde nuestro humilde lugar a:
  • Fortalecer un espacio de unidad de la militancia popular en salud donde trabajadorxs, estudiantxs, promotorxs de salud y la comunidad en general puedan organizarse para luchar de manera conjunta por el derecho inalienable a la salud.
  • Contribuir en la construcción de un pensamiento de salud latinoamericano, de la medicina social y colectiva, entendiendo a la salud como construcción social, histórica y fundamentalmente política y, desde ese lugar, caminar hacia una salud integral, emancipatoria, soberana, ligada a procesos colectivos de poder popular; no entendida sólo desde la enfermedad, bajo una concepción hospitalocéntrica y biomédica, sino desde una concepción de salud inseparable de las condiciones de vida de las personas: materiales, simbólicas, económicas, laborales, políticas y sociales.
  • Recuperar la historia del sanitarismo nacional, las experiencias de Ramón Carrillo, Eva Perón, Floreal Ferrara, el Che, Irma Carrica, los movimientos populares y tantxs otrxs que contribuyeron en latinoamérica a pensar la salud de manera integral ligada a otro modelo de país y de sociedad.
  • Construir y deconstruirnos desde una perspectiva de salud antipatriarcal y feminista en todos los ámbitos.
  • Defender el sistema público de salud como trinchera estratégica de cualquier construcción política que se piense popular (salud en manos del Estado y el Estado en manos del pueblo), sin desconocer las tensiones y contradicciones que nos presenta la realidad.
  • Contribuir al abordaje y atención de problemáticas de salud históricamente relegadas y descuidadas como la salud mental y adicciones, la violencia de género, el aborto legal y la salud de sectores como los de la economía popular.
  • Reivindicar las experiencias de organización barrial desde la participación popular, la promoción, prevención y cuidados en salud.
  • Apostar a mecanismos institucionales que garanticen la participación de las personas en las decisiones que hacen a sus condiciones de vida y al sistema de salud en particular, sin desligar las responsabilidades del Estado.
  • Insistir en la necesidad de incidir en las currículas formativas de lxs trabajadorxs de la salud que contemplen la formación de trabajadorxs comprometidxs con los problemas de las personas, desde una perspectiva de fortalecimiento del primer nivel de atención y de la salud comunitaria.
  • Fortalecer los espacios de organización de trabajadorxs y gremios, dar la pelea por mejores salarios, condiciones dignas de trabajo y por un sistema de salud público de calidad.
  • Apostar a la construcción de una plataforma nacional de salud en el marco de la conformación del Frente Patria Grande, que aporte a un proyecto de país soberano, con discusiones acerca de la medicalización de la vida y el lucro con la salud a los que nos arrastra el neoliberalismo.
La Plata, enero 2019

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